Miguel Aguerralde

Miguel Aguerralde

No me considero una persona especialmente deportista, al menos no en un sentido estricto y literal, ya que entiendo que esa condición requiere una constancia y una serie de hábitos que a mí me cuesta mantener. Sin embargo, el deporte o, mejor dicho, la actividad física siempre ha estado vinculada a mi día a día. No recuerdo una etapa de mi vida en la que el ejercicio no haya estado presente, aunque sí es cierto que unas veces con más y otras con menos intensidad. Me dedico a enseñar Educación Física por eso, porque creo en el ejercicio como base para un desarrollo equilibrado de lo físico, mental y social.

Todo cambia cuando una lesión grave rompe esa unión y comienzas a echar de menos actividades que antes te parecían simplemente lúdicas o de tiempo libre, cuando te das cuenta de que a tu organismo le falta algo que ya no puedes darle.
Cuando llegué a Nutritraining, en verano de 2014, llevaba dos años completamente parado por una fractura de húmero que se complicó más de la cuenta. Dos años anclado a un sofá o a una camilla de rehabilitación, incapaz de valerme por mí mismo y mucho menos de correr, nadar o de practicar cualquier deporte. No sólo había subido peso, sino que mi ánimo había cambiado y mi organismo, normalmente activo, había ralentizado sus procesos hasta hacerme sentir torpe, incómodo y desajustado.
Acudí a Fran Delgado pensando que sólo necesitaba bajar ese peso ganado a fuerza de comer más de la cuenta y moverme más bien poco, pero él me descubrió que necesitaba cambiar hábitos, recuperar sensaciones y que lo que tenía que perder eran años, más que kilos.
El ajuste del menú fue difícil. Todos sabemos lo que a la inactividad y a la ansiedad que ésta acarrea les gustan el azúcar, los pasteles, las comidas copiosas y los refrescos. Y pasar de un verano de helados y cervezas a una dieta por debajo de las dos mil calorías resultó un salto radical que al principio no me sentó muy bien.
La rutina de ejercicio, en cambio, resultó incluso motivante. Empecé por caminar una hora seguida a buen ritmo, algo muy sencillo pero que nunca se me había ocurrido. Y simplemente con eso mis sensaciones empezaron a cambiar. Mi estado de ánimo mejoró. El buscar retos en distancia y tiempo se convirtió en un acicate para superar la resistencia de un organismo perezoso al que le estábamos poniendo las pilas. Y así, no tardé en acostumbrarme al nuevo estilo de comidas y empecé a disfrutar del ejercicio a medida que introducíamos series de caminar/correr cada vez más avanzadas.

Me compré ropa deportiva específica para running, busqué un reloj que me ayudara a medir ritmos, pasos y kilómetros, contrastando cada noche en el ordenador los progresos en el mapa de la aplicación. La báscula me sonreía, mi mujer también, para qué negarlo. Pero, sobre todo, yo mismo me sonreía. No por la bajada de peso que había conseguido y que había sido mi objetivo principal, sino por las sensaciones. Por el rejuvenecimiento físico, metabólico y mental. Por las nuevas ganas de disfrutar del ejercicio, de mi cuerpo y de mi entorno. Por esa hora al día libre de teléfonos, de redes, de estrés. Por permitirme cumplir el sueño de terminar una carrera de larga distancia, la pasada Disco Night Urban Race de Arrecife. Y por haber cambiado mi estilo de vida. Me encuentro mejor que nunca, me siento capaz de afrontar nuevos retos y metas. Mi autoestima ha mejorado, mi salud con ella, y sé que nunca volveré a ser la persona perezosa y desanimada en la que las lesiones y el sedentarismo me habían convertido. Todo eso es lo que encontré en Nutritraining con Fran. Eso, y lo que queda. Miguel Aguerralde, profesor de Educación Física en el CEIP Playa Blanca.

Miguel Aguerralde

 

Nutritraining
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2020-12-17T17:58:04+00:00

Miguel Aguerralde

 

No me considero una persona especialmente deportista, al menos no en un sentido estricto y literal, ya que entiendo que esa condición requiere una constancia y una serie de hábitos que a mí me cuesta mantener. Sin embargo, el deporte o, mejor dicho, la actividad física siempre ha estado vinculada a mi día a día. No recuerdo una etapa de mi vida en la que el ejercicio no haya estado presente, aunque sí es cierto que unas veces con más y otras con menos intensidad. Me dedico a enseñar Educación Física por eso, porque creo en el ejercicio como base para un desarrollo equilibrado de lo físico, mental y social. Todo cambia cuando una lesión grave rompe esa unión y comienzas a echar de menos actividades que antes te parecían simplemente lúdicas o de tiempo libre, cuando te das cuenta de que a tu organismo le falta algo que ya no puedes darle. Cuando llegué a Nutritraining, en verano de 2014, llevaba dos años completamente parado por una fractura de húmero que se complicó más de la cuenta. Dos años anclado a un sofá o a una camilla de rehabilitación, incapaz de valerme por mí mismo y mucho menos de correr, nadar o de practicar cualquier deporte. No sólo había subido peso, sino que mi ánimo había cambiado y mi organismo, normalmente activo, había ralentizado sus procesos hasta hacerme sentir torpe, incómodo y desajustado. Acudí a Fran Delgado pensando que sólo necesitaba bajar ese peso ganado a fuerza de comer más de la cuenta y moverme más bien poco, pero él me descubrió que necesitaba cambiar hábitos, recuperar sensaciones y que lo que tenía que perder eran años, más que kilos. El ajuste del menú fue difícil. Todos sabemos lo que a la inactividad y a la ansiedad que ésta...